La UFA, la gran productora cinematográfica alemana del periodo entreguerras

Fotograma ‘El ángel azul’ con Marlene Dietrich

Fue la gran productora cinematográfica europea del cine mudo que rivalizaba con Hollywood por la calidad de sus películas. La alemana UFA (Universum Film Aktiengesellschaft), fue durante un corto periodo de tiempo la productora más grande del viejo continente. Las guerras mundiales fueron clave en la historia de la compañía, primero en su creación y después, tras la caída de la Alemania de Hitler, en su final.

En realidad la UFA fue una mezcla explosiva que se inició como cine experimental en los años 20 durante la República de Weimar, pasando por el momento nacionalsocialista como empresa estatal y de propaganda nazi hasta el desmantelamiento de la empresa bajo la presidencia de Adenauer.

En 1917, el cine tenía apenas un par de décadas de vida, pero ya había mostrado su gran poder de masas y propagandístico. Los alemanes tuvieron que hacer algo contra las películas francesas, inglesas y americanas de marcado carácter antialemán en medio del conflicto, como en The Kaiser, the Beast of Berlin (1918), dirigida y protagonizada por Rupert Julian como un tirano Guillermo II que se muestra ávido de conquistas.

En su libro The Ufa storyKlaus Kreimeier define a la UFA como “la historia cultural alemana, una mezcla de política y economía, ciencia y tecnología, locura masiva y sueños masivos, kitsch, comercio y arte, todos mezclados en un complejo, contradictorio, y brebaje explosivo.

Dentro del esfuerzo bélico alemán, el cine se demostró vital para mantener la moral de las tropas en los momentos más críticos de la guerra. Fue liderado por el general Ludendorff, la mano derecha del mariscal Hindenburg, que logró unificar varias productoras como Sasha Film, German Nordidk o la Vitascop, para formar en noviembre de 1917 la UFA, con un presupuesto inicial de 25 millones de marcos de los que un tercio fue aportado por el gobierno alemán.

Durante la guerra, la UFA se dedicó principalmente a documentales y alguna película de ficción como Die Kriegskameraden (Wilhelm Wauer, 1917), donde trataban de destacar la camaradería entre los soldados alemanes y así reforzando el ideal de sacrificio y heroísmo que tanto necesitaban. No obstante el momento principal de la compañía llegó en el periodo entreguerras, con todo su capital en manos privadas tras el armisticio de 1918.

La Edad de Oro del cine alemán

Su momento más brillante sucedió durante los años veinte, cuando dejó de depender del Estado y fue controlada por manos privadas. Su objetivo era mostrar al mundo la cultura alemana, lo que incluía muchas películas históricas. La UFA se fue fusionando con otros estudios, destacando la llegada de Decla-Bioscop de Erich Pommer, que había producido la icónica película expresionista El gabinete del doctor Caligari (Robert Wiene, 1920), y que aportó, además de liquidez con un capital de treinta millones de marcos, los estudios Neubabelsberg, los primeros grandes estudios europeos dejando atrás aquellos primigenios de Méliès, Gaumont o Pathé de finales del XIX.

Entre los grandes directores asociados a la UFA tenemos Ernst Lubitsh, Fritz Lang, Robert Wienne, Alexander Korda, Gustav Ucicky, Paul Wegener, F.W. Murnau o Manó Kertész (conocido después como Michael Curtiz). Entre sus estrellas destacaron Pola Negri, Asta Nielsen, Conrad Veidt o Emil JanningsCarl Mayer fue el guionista más importante de la Alemania entreguerras como responsable, entre otros proyectos, de El gabinete del doctor Caligari y Nosferatu.

Las grandes rivales nacionales de la UFA eran proyectos financiados por partidos políticos de izquierdas, tanto socialistas como comunistas, como el Volksbühne (cine del pueblo), Prometheus Film o la Weltfilm, todas ellas destinadas a hacer películas de propaganda política y lucha de clases. En 1922, la UFA produjo cerca de medio millar de títulos, aunque sólo representaban un 20% de las cintas nacionales. Estas cifras bajaron ostensivamente a medida que aumentaba la inflación en el país propiciada por la emisión monetaria sin control para el pago de los acuerdos de guerra.

Las principales producciones de la compañía fueron El golem (Paul Wegener, 1920), Fausto (F.W. Murnau, 1926) y por encima de todas la futurista Metrópolis (Fritz Lang, 1927), el proyecto más ambicioso y arriesgado de la UFA (que casi arruina la compañía) con un presupuesto que ascendió a ocho millones de marcos y qué se alargó durante 17 meses con más de 300 días de rodaje.

El cine mudo alemán de los años 20 se caracterizó por el expresionismo, el realismo social y el cine de cámara o kammer. En los últimos años de la década comenzaron a mostrar películas centradas en las complejas vidas en las ciudades, incluyendo crímenes y sexo, como las realizadas por G. W. Pabst en El último (1925) o Bajo la máscara del placer (1926), esta con una de las primeras apariciones en pantalla de Greta Garbo.

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